Los años de derroche, de manteca al techo se han sucedido y lo esperable quizás nos vuelva a sacudir. Una nueva crisis de esas que los Argentinos tenemos tan claras y de la cuales, aun sin saber como ni de que manera, nos sobreponemos. Lo aciago es cuando el Presidente se hace cargo de haber triunfado económicamente, de haber sacado al pais del sótano, del infierno y lo único que hizo fue ganarse el loto de la economía mundial. Esa, que durante estos años de no hacer nada, nos permitió crecer al 8% anual sin haber invertido un solo peso en Ciencia, Educación o en la búsqueda de recursos o si mas no fuera en pensar un plan de nación. Pero como todo en la vida si no lo atendemos si no lo cuidamos, se pierde o peor aun se muere. La economía mundial cambió y La Argentina aun a pesar de sus terribles experiencias pasadas, no se preparo para el rebote que se nos viene. La reina K tendrá, luego de su segura gloria de Octubre, la enorme responsabilidad, la gigantesca carga, de llevar adelante, una crisis macroeconómica mundial que muy probablemente nos llegue con rigor. Años de superávit ficticio, no por la capacidad de recaudar, sino por lo sencillo del proceso, sencillamente aumentar los aranceles a exportaciones por solo dar un ejemplo, de gastos superfluos, de superpoderes, no nos prepararon para lo que se viene, para lo que nos espera detrás de la próxima esquina.
Mantendrán todos los números cautivos pincelados en un dibujo constante. La inflación bajo el pie de Moreno. Los precios mentirosos en las góndolas y los servicios aun sin aumentos, pero ¿por cuanto tiempo? ¿La Señora K a quien le echara la culpa de su fiasco? ¿A donde iremos a parar los argentinos que seguimos a la buena de Dios?. Porque en algún instante nos va a suceder la máxima del viejo Tusam y el “puede fallar” será un anexo de aquella otra “lo que puede salir mal saldrá mal” y acá, como siempre, nos agarran desatentos pensándonos invencibles, imbatibles, inmunes… Argentinos.
