Hace algunos meses hablamos sobre el viento de cola que permite a la Argentina el crecimiento magnifico que tuvo en materia macroeconómica. Esa que permite la soja a precios fantásticos y que las exportaciones de bienes básicos se hayan multiplicado por cientos de miles. Esa que sigue demorando a los de siempre, a los que sigue utilizando el peronismo para alcanzar victorias en lugares donde sin aparato partidario no seria mas que un recuerdo de otros tiempos, pero eso es harina de otro costal.
El mundo esta entrando en un periodo de desaceleración veloz. Estados Unidos comienza a temer los efectos de la palabra “R”, no la quieren ni nombrar. La desocupación mas alta de los últimos dos años y un presidente en decadencia.
En Europa se empiezan a sentir algunos chisporroteos por el avance de la inflación que complica a las economías más pequeñas del continente y obliga a los gigantes como Alemania a medir fuerzas para no quedar demasiado encima de los costos de producción del viejo continente que lo obligaría a aumentar su tasa de desempleo o bajar la calidad de su mano factura. El Merval cayendo como todas las bolsas del mundo, el mercado de capitales que a la Argentina no viene a invertir, ni vendrá. CFK intento mejorar las relaciones con los estados Unidos, mostrar un país distinto al de su marido, un país de cero conflictos, hasta que el valijagate obligo a un enojo preventivo, que en cualquier país del primer mundo hubiera iniciado un corriente en el sistema judicial que le hubiera sacado algunas canas mas, a la ya envejecida CFK.
El Superávit primario crece, pero las deudas del gasto publico comienzan a no cerrar y toda la obra publica que se había iniciado antes del las elecciones ya se esta deteniendo en el interior del país, a la misma velocidad que el tornado que empujaba, se convierte en una brisa con la que perdemos sustentación y con la que no se sabe cuanto tardaremos en golpearnos contra el piso.
Finalmente veremos como se forjaron las cosas en los últimos años. Descubriremos que se hacer con tanto superávit, con tanto dinero sin control, con tanto súper-poderes. Si el mundo estornuda es probable que la argentina se resfríe. Una de esas con fiebre y tos seca. El Pingüino K sabia de la tormenta, la veía en el radar y por eso su nueva oficina se encuentra a escasos metros del su ex despacho. Su teléfono suena como si nunca hubiera dejado el cargo y el amor por su esposa lo obliga a redoblar esfuerzos, no la quiere ver fracasar. La idea del helicóptero en el techo de la rosada es aun muy lejano, pero sin dudas puede ser una pesadilla recurrente.
Humo del Bueno
