Parece un cuento de nunca acabar, con el agregado que nadie está dispuesto a dar el brazo a torcer. Luego de una semana de intensas negociaciones, los representantes del campo forzados por sus bases, no tuvieron opción, no tuvieron salida alguna más que la de liberar a sus asociados para que vuelvan a las rutas. La modalidad cambia pero el espíritu es el mismo. Por su parte, el consorcio K que nos gobierna, sigue obsesionado con la recaudación y como no encuentra otras maneras de suplir el déficit no se permite el paso atrás, sencillamente porque lo creen una muestra de debilidad. El error mas grande es el de la falta de grandeza de la Presidente cuando sigue vituperando con vocabulario de cancha que “Ella tiene aguante”. Lo que nos faltaba, que los barrabravas lleguen al sillón de Rivadavia. Mientras tanto Brasil se sigue alejando en la imagen hacia el inversor extrajero y el país sigue perdiendo opciones de mejora. Deberíamos estar en un momento de alegría absoluta con crecimiento y equidad. Si se hubieran tomado las decisiones adecuadas hace unos años no deberíamos mendigar por energía al Bolivia y a Brasil. Podríamos depender solo de nuestra capacidad de crearla, pero no, seguimos en el chiquitaje, de, si me das dos pesos para la birra, en vez de poner la cervecería. Se planean contra piquetes de la juventud K, si ellos realmente existieran, ¿con la intención de no dejar pasar lo que los demás tampoco permiten? Hay cosas que sencillamente no se entienden. Los gobernadores K empiezan a oler la rebelión y saltan el charco hacia otras letras que los alejen de la quemazón. Reaparecio Reutemann guiñando ojos para todos lados, buscando un lugar en el escenario de la solución. Alberto F jura que si se va se queda y las miradas apuntan a Néstor, buscando una solucon a la tragedia griega qe el mismo ayudo a escribir. CFK sigue a los gritos tras un micrófono, buscando convencernos que somos todos menos inteligentes que ella

No hay dudas que todos anhelamos que nuestros presidentes fueran obscenamente inteligentes, sobresalientes, que tuvieran la sorprendente capacidad dar solución a todo, con la brillantez de sus mentes y que gracias a esa abrumadora superioridad, todos fuéramos más felices y la Argentina fuera eso que todos alguna vez idealizamos. Pero cada día que pasa, ellos mismos, nos prueban lo opuesto.