Saturday, April 26, 2008

Enojado de debilidad.


El discurso parecía el sermón de un cura que bebió más mistela del que debía. Reto a la congregación, a los vecinos, a los amigos y por supuesto a los que no le agradan en demasía. Culpó de todo a los demás y nunca intento separar su labor de la de su socia en el consorcio. Nunca un mea culpa. Aseguro que todos los males son por motivos que exceden a las decisiones mal tomadas durante los últimos 5 años. Somos perfectos, parecía gritar mientras lo aplaudían con el choripan en la mano.

Intenta que no se note pero el sabe que el poder de su mujer se licua a cada segundo y el no ayuda a evitarlo. La sed es tan fuerte que se lleva puesto todo lo que encuentre en el medio en su absoluta necesidad de asegurarse la continuidad casi perdida. Seguramente había imaginado cuatro años diferentes, de política de sombra, de poca exposición. Imaginaria a su mujer en el balcón de la rosada y las boletas del PJ con la imagen de CFK en lugar de la de Evita. Imaginaria un cambio en la marcha peronista y la modificación de la bandera, remplazando el sol por un pingüino. La estantería se cae y el cree que a los gritos adoctrinara a la tropa y que todos sostendrán el matrimonio presidencial. Olvido que en el peronismo la primera muestra de debilidad es la primera oportunidad de desengancharse que notan los amigos momentáneos. Los gobernadores esperan siempre conseguir ser el próximo presidenciable.

Se ve que no ve, se ve que se le nublo la vista, se ve que perdió el olfato que le quedaba. Se nota que le gano la codicia.

1 comment:

Anonymous said...
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