El fin sin fin

Llegamos a justificar todo a través de la necesidad, seguimos escuchando que la Argentina en crisis es la que necesita de los superpoderes, que la Argentina esta en el infierno y que por ella se debe pelear a capa y espada, con los países vecinos, con las potencias, gritar como gallo en gallinero, demostrando quien manda, confrontando. Seamos justos, el gobierno hoy dice que es el mejor de los últimos 50 años y que por eso la oposición se queja. “No pueden manejar el superávit del gobierno y por eso la negativa a los superpoderes.” Sin dudas continuamos en una calesita de contradicciones. Todo sucede porque se necesitan todas las armas necesarias para salvarnos del averno. La vergüenza se siente en el pecho, se siente en la obstinada necesidad de explicar lo que no se tolera más, lo que el común que lee el diario sigue intentando descifrar. Seguimos en la Argentina con una venda en los ojos como en la década del 70 de la que el presidente tanto habla. Si hay tanto dinero, y esto será desde hoy de manejo discrecional del jefe de gabinete, esperemos que no caigan solo en gobernaciones afines, intendentes borocoteados y punteros peronistas. Sindicalistas de panza de vino ahora bueno, y piqueteros que ya no salen a la calle. Ese dinero es del pueblo de la Republica Argentina y deberia ser distribuido por quienes los representan, aun cuando la mayoría, son los mismos que deberían haberse ido en 2001.
Porque no se le permite a las cámaras distribuirlo, cumpliendo con la labor que les fuera encomendada.